10 de agosto de 2015

Personajes que MARCAn TALAVERA: Gabriel Alonso de Herrera

Nace en Talavera hacia el año 1470. Es hijo de Juana González y de Lope Alonso de Herrera, un agricultor acomodado. Sus hermanos también son ilustres en su época: Hernando Alonso de Herrera, que llega a ser el primer catedrático de retórica de la Universidad de Alcalá, y Diego Hernández de Herrera, que sobresale en la música y se convierte en el primer organista de la Iglesia de San Ildefonso de Alcalá.

Gabriel desde muy joven muestra gran afición por la agricultura  y, según cita con frecuencia en su obra, ayudaba a su padre en las tareas del campo.

Hacia el año 1492 va a Granada y allí estudia la carrera eclesiástica, probablemente aconsejado por su paisano Fray Hernando de Talavera, Arzobispo de la ciudad, donde había fundado el colegio de San Cecilio. Durante su estancia en Granada practica la horticultura, aprendiendo los métodos árabes de cultivo que después mencionará en su obra.

Aproximadamente desde 1500 hasta 1512 viaja por diferentes provincias de todo el territorio español, también va por Francia, Alemania e Italia, permaneciendo en Roma durante algún tiempo. En todos estos lugares estudia las prácticas agrícolas y adquiere instrucción  práctica sobre las distintas técnicas.

Libro de la Agricultura, edición de 1513. Ejemplar de la BNE
El cardenal Cisneros le encarga a Alonso de Herrera un tratado para acabar con la situación precaria de la agricultura en España, así en 1513 publica Obra de la agricultura compilada de diversos autores, o también conocido como El libro de agricultura o Agricultura general, una obra escrita en lengua vulgar, con un léxico rico y variado, extraído del campesinado, ya que sus lectores iban a ser labradores.

Cisneros se encuentra con una obra capaz de mejorar las técnicas de cultivo y lograr así la recuperación agrícola de España; manda repartir la obra gratuitamente entre los labradores.

Gracias a sus estudios eclesiásticos, Herrera accede a los textos clásicos y árabes de naturalistas, filósofos, como Aristóteles, Plinio, Paladio, Virgilio, Galeno o Avicena, y, en esta obra, lo refleja mezclando citas extensas de fuentes antiguas, medievales cristinas y musulmanas. Se divide en seis libros: el primero, además de las generalidades, trata del cultivo de cereales de secano; el segundo se dedica a los viñedos; el tercero a los árboles; el cuarto habla de las hortalizas; el quinto es sobre los animales de granja; el sexto libro es un calendario agrícola, inspirado en Paladio.

Esta obra agrícola marca el primer paso hacia la modernización del campo en España y la aplicación de una metodología científica de su uso. Aquí se encuentran reflejadas todas las actividades del campo, desde la caza hasta el combate de plagas, pasando por la apicultura, el regadío, el pastoreo o las propiedades de las plantas. Su importancia es capital en el desarrollo agropecuario de España, con una bien ordenada serie de sistemas empíricos de fácil asimilación que se han mantenido en uso casi hasta nuestros días. El propio Herrera dirigió personalmente las revisiones sucesivas hasta su muerte, hacia 1539.


Libro de la Agricultura, edición de 1563. Valladolid. Ejemplar de la UCM



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