¿Alguna vez os habéis preguntado
cuando llego a Talavera el primer cinematógrafo?
Según el documento “Cines en Castilla la Mancha entre 1987 y 1910” de JOSÉ ANTONIO RUIZ
ROJO, fueron varias las proyecciones que se realizaron en Talavera durante esos
años.
La primera proyección fue el 21 de octubre de 1987, 19
días después que en Toledo. Fueron los portugueses Azevedo y César
Augusto Marques los que proyectan varias películas en el Teatro Calderón.
En 1905 se proyectan películas en
las barracas Cinematógrafo Pinacho y Teatro Mágico de Talavera de la Reina. Las
películas que se proyectaron fueron: La
venganza de unos salvajes, Incendio de un teatro, Novela de amor, Guerra
ruso-japonesa, El Cake-Walk de oro, Hada de las palomas, Brujo árabe, La
huelga, El país del carbón, Surtidores de Versalles, Historia de un náufrago,
Niña salvada por su perro, El cofrecillo del rajá y El diablo en el convento.
En 1906 se proyectan películas en
el Cinematógrafo Universal de Reizábal instalado en Talavera de la Reina y en
el Teatro Cervantes de la misma población (por iniciativa de Reizábal y otros).
Las películas que se proyectaron fueron: Gato
tenaz, Sueño del pescador de caña, El carnaval de Niza de 1906, Boda de su
Majestad Alfonso XIII, Transformaciones chinas.
En 1909 se proyectan películas en
barracas (como la de los talaveranos Miguel y José González Esteban) y en los
teatros Calderón y Cervantes de Talavera de la Reina.
En 1910 se proyecta cine al menos
en la barraca del talaverano Juan García Padilla y en los teatros Calderón y
Cervantes de Talavera de la Reina.
Como curiosidad según cuenta el
escritor Diez Pérez, cabe mencionar que «Los
Lumière mantenían correspondencia comercial con Juan Ruiz de Luna Rojas,
fundador años más tarde del famoso estudio que recuperaría para Talavera su
antigua tradición ceramista. Por aquellos años Ruiz de Luna regentaba un
estudio fotográfico en la plaza de Aravaca y había adquirido un gran prestigio
en esa actividad como profesional. No se conocen las circunstancias exactas,
pero lo cierto es que cuando sus proveedores de material, los Lumière,
obtuvieron las primeras imágenes en movimiento, éstos le propusieron la
exclusiva para promocionar el cinematógrafo en Cataluña. La atractiva oferta
interesó mucho a Ruiz de Luna; mas para la compra del equipo que iba a
necesitar solicitó un préstamo de diez mil pesetas que nunca le fue concedido,
por lo que el fotógrafo talaverano terminó desentendiéndose del negocio. Así se
ponía fin a una aventura que quizás hubiese hecho de Talavera uno de los
centros más importantes del primer cine español».
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