Tras varios conflictos con los
demás conventos talaveranos que rivalizaban por la recaudación de limosnas, los
padres carmelitas descalzos consiguieron fundar su convento en Talavera, el 18
de febrero de 1690. Contaron con el apoyo del ayuntamiento y de la familia
Meneses que tenían por la calle Salmeron unas casas y posteriormente compraron
otras sitiadas por la zona.
El 14 de agosto de 1704 comienzan
las obras del nuevo edificio de la mano de Fray Lorenzo de San Nicolás,
conocido en talavera por sus muchas obras arquitectónicas del mismo estilo
barroco en ladrillo con decoración geométrica, entre ellas San Agustín.
En 1719 finalizan las obras,
aunque en 1711 se hace la consagración del templo.
La comunidad carmelita no destaca
por su número ya que oscila entre 25 y 15 miembros.
En 1762 se contrata la obra del
retablo mayor de la iglesia, entre las características de este retablo destaca
la Milagrosa imagen de Nuestra Señora del Carmen. Imagen que destruyen los
franceses a su paso por talavera.
Después de la invasión
napoleónica la comunidad se ve obligada a abandonar el edificio por el estado
en el que había quedado. Cuando regresaron los frailes tardaron mucho en
reparar los destrozos causados, aunque no llegaron a terminarlo ya que entre
1821 y 1835 sufrieron las desamortizaciones y fueron expulsados.
El convento fue vendido a unos
compradores laicos, después de dos propietarios la familia Niveiro estableció
la fábrica de loza llamada “el Carmen”, dotándola de los mayores adelantos de
la época. El alfar pasara de padres a hijos hasta 1946 cuando Emilio Niveiro
Romo lo cede a una cooperativa que funcionara durante varios años. Después la
familia Niveiro lo mantuvo cerrado en proceso de demolición hasta que hace unos
años lo adquirió el ayuntamiento de Talavera de la Reina para comenzar las
tareas de rehabilitación y darle su actual uso cultural como biblioteca
municipal que abrió sus puertas el pasado mes de abril.